Siguiendo nuestro viaje por la región de Sena y Marne, visitaremos el espléndido Castillo de Fontainebleau, que fuera descripto por Napoleón como “Obra de siglos, morada de reyes”.

Sus orígenes arquitectónicamente hablando son la adecuación de un castillo construido en el siglo XII por Luis VIII.

El Fontainebleau fue en su época uno de los mayores conjuntos arquitectónicos de Francia y durante siglos los reyes de este país  levantaron en él galerías, pabellones, jardines y escalinatas, además de una obra del año  1568 llamada Aile de la Belle Cheminée. El rey Luis IX también agregó al edificio una cantidad de dependencias siendo de allí en más su residencia.

Puede decirse que es un palacio con belleza y misterio que lo asemeja al de los cuentos de infancia, donde se destaca la evolución del  arte francés a lo largo de los años, desde la época medieval hasta la esplendorosa corte de Napoleón.

Con el devenir de la historia llegaron años de olvido para este majestuoso castillo hasta que Francisco I un monarca poderoso y entusiasta de las letras y las artes, decidió transformar el Fontainebleau en un palacio lujoso.

Fue así que fastuosos proyectos,  reuniendo a los mejores artistas franceses e italianos de la época,  transformaron el castillo en una lujosa y elegante residencia real.

Fueron edificados edificios en torno al Patio Oval y al de la Fuente con una gran galería que se levantó para guardar una bella decoración de pinturas.

Sin mbargo, los tiempos volvieron a hacerse difíciles para Francia llegando los últimos años del siglo XVI, sobre todo por las guerras religiosas, donde el Palacio no recibió demasiada atención.

Así, pasado ese tiempo de controversias el Castillo experimentó su segunda época de gloria, en manos del rey Enrique IV que realizó más construcciones para embellecer tanto el palacio como los jardines que lo rodeaban.

Posteriormente en el siglo XVII Luis XIII levantó la escalinata que tiene forma de herradura justo frente a la entrada principal, Luis XIV le agregó apartamentos para  alojar a los cortesanos y Luis XV en el siglo XVIII decoró las habitaciones más pequeñas con el estilo de moda en esa época que era el rococó.

Posteriormente Napoleón I también modificó y mejoró el palacio dándole una mayor imágen lujosa.

El Palacio de Fontainebleau posee en la actualidad cinco patios el del Caballo Blanco, el de la Fuente, donde hay un estanque con peces, el Patio Oval, el de los Oficios y a su lado el Patio de los Príncipes, donde se encuentran las habitaciones que ocuparan María Antonieta y también Napoleón .

En su interior puede admirarse gran cantidad de salas, siendo una de las más importante el Salón del Trono de Napoleón, la Sala de Baile, el Salón de Juegos, el Tocador de María Antonieta y la Capilla de la Trinidad . Guardando además importantes pinturas del Renacimiento, con obras de artistas franceses e italianos.

El Castillo de Fontainbleau es un sitio de una majestuosa belleza pero apacible y armonioso a la vez y un lugar incomparable para disfrutar en nuestra visita a Sena y Marne.

Foto: Fuente Flickr

por Elisa

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