Hoy visitamos Brousse-le-Château, un pueblo medieval que figura dentro de la lista de los más bellos de Francia. Situado en Aveyrn, esta bella población cautiva a sus visitantes por su aspecto pintoresco.
Bellas casas de piedra adornadas con flores en sus ventanas, vestigios de una antigua fortaleza que se alza en lo alto del pueblo y una iglesia fortificada construida en el siglo XV, son algunos de los atractivos de Brousse-le-Château.
Un antiguo puente de estilo gótico sobre el Alrance sirve de pasaje para llegar al pueblo de Brousse-le-Château y comenzar a recorrer sus típicas callejuelas empedradas e ir descubriendo su abundante patrimonio medieval, con un protagonista indiscutido como es el Castillo, construido entre los siglos XIII y XVIII.
Brousse-le-Château, como la mayoría de los pueblos campesinos de esta zona de Francia, sufrió una prolongada decadencia en los últimos años del siglo XIX, sobre todo por la concentración de tierras y la creciente modernización de las técnicas utilizadas en la agricultura.
Todo el patrimonio edilicio de esta aldea medieval corrió un grave riesgo de desaparecer, pero afortunadamente a partir de 1960 la Asociación de la Vallée de l’Amitié (Valle de la Amistad), fue la encargada de restaurar y conservar esta villa y el castillo.
Al finalizar los trabajos de restauración de Brousse-le-Château, toda la aldea ganó nueva vida y se transformó en el precio conjunto arquitectónico que tanto atrae a los turistas que recorren el departamento del Aveyron en la región de Mediodía-Pirineos.
Este conjunto edilicio ya resulta atractivo desde la distancia pero cuando el visitante comienza a recorrer sus estrechas calles de piedra comienza a descubrir la belleza y armonía de su arquitectura.
La iglesia de Saint Jacques-le-Major, merece una visita sobre todo por su estado de conservación en general y el bonito campanario fortificado que data del siglo XV, el oratorio y el lavadero junto al río. Ya la Iglesia de Saint-Victor-et-Melvieu tiene el atractivo de estar enriquecida con los frescos Greschny.
El castillo de Brousse-le-Château tan antiguo y con tan rica historia, fue por más de quinientos años propiedad de la familia Arpajon, encaramado en la roca rocoso y sobre la confluencia de los ríos Tarn y Alrance, la fortaleza también fue propiedad de los condes de Rodez, hasta ser comprado en 1839 por la municipalidad que lo transformó en casa parroquial.
Además de la fortaleza, merece la pena conocer el Hotel y restaurante le Relays du Chasteau y visitar alguna de las exposiciones de pinturas, fotos y herramientas antiguas que tienen lugar en la villa durante todo el año.
Una villa medieval que ha sido testigo de importantes acontecimientos de la historia, como la Guerra de los Cien Años o las guerra de religión del siglo XVI, Brousse-le-Château debe estar incluido en el itinerario de viaje recorriendo por Aveyrn.