Una de las ciudades de mayor importancia en Francia, siendo la tercera después de París y Marsella, situada en la región de Ródano Alpes, Lyón posee una posición geográfica de excelencia en lo que a comunicación de refiere.
En época del Imperio romano fue su capital y comenzando la Edad Media se transformó en una ciudad netamente comercial. Ya en el Renacimiento su riqueza y prosperidad económica se vieron ligadas al monopolio de la seda.
Lyón es también, la segunda ciudad estudiantil de Francia, con varias escuelas importantes y cuatro universidades de primer nivel.
Su patrimonio arquitectónico y cultural ha sido cuidadosamente conservado en el tiempo y refleja diferentes épocas de esta bella ciudad.
En su casco antiguo Lyón puede disfrutarse de todo aquello que fuera testigo de su crecimiento y por eso ha sido declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, donde variados monumentos pueden visitarse y conocer un poco más de una ciudad que siempre ha estado en desarrollo y crecimiento.
La zona histórica representa así el corazón de la ciudad, monumentos, centros culturales, restaurantes y diversidad de hoteles. Un área que sigue modernizándose a través del tiempo pero conservando todo aquello que la representa.
Lyón se ha desarrollado a través del tiempo y gracias a su geografía privilegiada ha podido extenderse hacia el este a lo largo del tiempo, resultando atrayente tanto desde el punto de vista social y cultural como también económico.
Los viejos barrios de Lyón cuentan con un encanto especial, distinguiéndose por sus calles estrechas y los denominados “traboule“, pasajes que permiten atravesar los edificios pasando de una calle a otra a través de los patios de los edificios.
Espacios naturales de gran belleza como la Colina de Fourvière, la Colina de la Croix-Rousse, además del río Ródano le dan el marco encantador que la hace diferente y única.
Lyón, una ciudad donde conviven armoniosamente el pasado y el presente llena de encanto y lugares maravillosos para conocer.
Durante el Imperio Romano era la capital de la Galia, lo cual es evidente dentro de las estructuras que aún se conservan, pero después del siglo XIX, se convirtió en un centro muy importante en lo que se refiere a lo comercial y hoy en día es considerada como uno de los centros financieros más importantes del mundo, la prosperidad de este lugar se debió en primer orden a la seda, pero después a la aparición de fábricas textiles, así como también químicas.
Declarada como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, Lyon es una ciudad maravillosa. Quizá la mejor manera de contemplar esa belleza es subiendo hasta la cima de la colina Fourvière donde se encuentra la Basílica de Notre Dame de Fourvière que fue levantada en el siglo XIX, desde donde tendremos una maravillosa vista de la ciudad.
Al descender la colina podremos visualizar los ríos Ródano y Saona ya que Lyon se encuentra situada en la confluencia de ambos. Así surgirán ante nosotros las ruinas de la antigua Lugdunum, un poblado de origen romano que data del año 43 a.C.
Siguiendo el recorrido hallaremos sus calles estrechas y al caminarlas podremos ver bellas mansiones de estilo florentino y la Catedral de San Jean con su mezcla de estilos románico y gótico.
Entre pasadizos, que en otra época unían las casas, llegaremos a los sitios donde se instalaron a mediados del siglo XV los primeros talleres que fabricaban seda, una de las industrias más importante que tuvo Lyon dentro de su pasado de esplendor.
También posee una amplia e intensa vida cultural, muestra de ello son sus más de treinta museos que brindan colecciones de forma permanente, y entre ellos uno de los más importantes el Musée Historique des Tissus, un palacio del siglo XVIII, que alberga en su interior lo que podría llamarse el monumento a la seda, donde descubriremos parte de la historia y esencia de Lyon.
Esta bella ciudad también cuenta con diversos parques que nos invitan a dar largos paseos como el de la Tête d’Or con aproximadamente 105 hectáreas cuyo diseño incluye un lago que fue creado a partir de un brazo del río Ródano, además de un jardín botánico y un zoológico.
El Hotel de Ville y la inmensa Place de Bellecour y la Opera de Lyon son también sitios imperdibles de ver y admirar.
La culinaria lionesa es un capítulo aparte, con deliciosos platillos que deben su éxito a la maestría de sus cocineros y a la excelente calidad de los productos de la zona. Pequeños restaurantes nos brindan sus especialidades a base embutidos y acompañados de los mejores vinos.
Belleza, naturaleza, cultura, historia y modernidad se funden en un marco elegante como la misma seda que en otros tiempos fue el centro de atracción de Lyon.