Con una gran muralla de granito que la rodea Saint Malo se encuentra en el norte de Bretaña y muy cerca de la frontera con Normandía. Siete puertas dan acceso a la ciudad de la cuales la más famosa es St. Vincent y la de mayor belleza la Grande Porte.
St. Malo y St. Servan son las dos poblaciones que conforman la ciudad, ubicándose los primeros habitantes en St. Servan y trasladándose luego dentro de la zona amurallada de St. Malo.
En la antigüedad esta ciudad era el refugio para corsarios protegidos por el gobierno de las amenazas de los ingleses, siendo también la piratería la que posibilitó que el lugar creciera en su economía construyéndose hermosas mansiones en la ciudad.
La Catedral de St. Vincent levantada en el siglo XII es realmente un espectáculo digno de ver con sus vidrieras coloridas y luminosas.
Actualmente se encuentra conectada al continente y es uno de los lugares más visitados en Bretaña. Por fuera se la ve solemne y hasta severa pero una vez dentro, caminar por sus calles adoquinadas es disfrutar de la belleza de esta ciudad con edificios y monumentos que datan del siglo XVIII junto a hoteles, restaurantes y tiendas todo a disposición de los turistas que llegan incesantemente.
Una visita al Castillo de St. Malo y al Grand Aquarium será inolvidable, ya que puede viajarse en submarino con la posibilidad de ver barcos hundidos en sus costas. También, para quienes desean conocer más a fondo la historia de la ciudad pueden visitar el Museo de Historia.
Al bajar la marea pueden observase bellas y amplias playas que edifican puentes de tierra hacia las islas que se encuentran enfrente, como la Fort Nacional, una antigua prisión y la Ile Du Grand Be.
También, desde St. Malo pueden visitarse las Islas del Canal de la Mancha ya que existen ferrys que realizan el viaje.