Un bello lugar tanto por su historia como por sus monumentos y cultura donde lo antiguo y lo moderno conviven en una armonía perfecta, así es Marsella.
Una ciudad donde se destacan los fuertes como una muestra de una extensa historia entre ellos el Fuerte de San Juan, con una magnífica torre cuadrada que fuera levantada con posterioridad a un saqueo de los aragoneses y que es hasta hoy un lugar estratégico desde donde puede controlarse la entrada al puerto. Este fuerte terminó de edificarse cuando se acabó de levantar la última de sus torres en 1644. Un foso inundable fue construido para lograr un aislamiento entre el fuerte y la ciudad.
El Fuerte de San Juan tuvo varios usos durante su extensa vida llegó a ser usado como guarnición e incluso durante la Revolución Francesa como prisión.
Ya en la Segunda Guerra Mundial también fue un depósito de municiones alemán que explotó y le produjo daños de importancia que también repercutieron en el Puente Trasbordador. Posteriormente en el año 1964 se realizó enrl fuerte una rehabilitación inicial y fue declarado como Monumento Histórico.
Otro de los fuertes que pueden visitarse en Marsella y quizás el más importante es el Fuerte de San Nicolás, mandado a construir por Luis XIV su idea era que reflejara la autoridad misma del rey.
Así, el denominado Fuerte Alto acabó de construirse en 1663 y el llamado Fuerte Bajo un año después.
En mayo de 1790 y en plena Revolución Francesa, los mismos marselleses comenzaron a demoler el puente y tuvieron que detenerse por la orden dada por la Asamblea Nacional. El Fuerte de San Nicolás guardaba en su interior la capilla de San Nicolás que sí fue destruida.
Diseñado en dos plantas, la más baja cumplía la función de de patio dando hacia el puerto, en tanto que el Fuerte Alto posee dos recintos que se entrelazan.
Una obra excelente de la arquitectura de la época con una roca calcárea de color llamado rosa de la Corona, un magnífico fuerte elegante y con gran presencia.
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Cesar 