Para quienes gustan del turismo subterráneo, Francia ofrece infinidad de lugares para visitar y adentrarse en este misterioso mundo de la espeleología.
Veamos entonces algunas de ellas que sorprenden por su estado de conservación y arte rupestre, además de aterrorizarnos como es el caso de las Catacumbas de París.
Así en la zona de Alsacia en el Val d’Argent (Valle de la Plata), localidad de Sainte Marie aux Mines puede visitarse una antigua mina llamada Gabe-Gottes que en sus comienzos producia plata y posteriormente arsénico y que fuera explotada en el siglo XVI. Con 7 kilómetros de galerías, es posible apreciar como era el trabajo de los mineros en esa época.
En la región del Valle del Vézere muy cerca de Montignac (Dordoña), hallaremos la cueva subterránea de Lascaux, con una impresionante vista de paredes y techos que dan muestras del arte paleolítico. Una cueva que se formó en la era terciaria, donde se encuentra un vasto espacio que lleva el nombre de Sala de los Toros, además de otras galerías de menores dimensiones.
En todas ellas pueden verse grabados y pinturas en tonalidades de rojos, marrones, negros y amarillos representando la mayoría animales como caballos, bisonetes y ciervos. La cueva descubierta en 1940 se abrió al público, pero con el paso de los años las pinturas se deterioraron y fue necesario cerrarla, creándose una réplica exacta en la misma colina donde se encuentra la cueva original, que es la que el público puede visitar desde 1983 y que lleva el nombre de Lascaux II.
En la región de Borgoña, se encuentran las Cuevas d’Arcy-sur-Cure donde existen pinturas rupestres con más de 30 mil años de antigüedad que representan animales y huellas de manos.
En el Franco Condado se encuentra la Cueva de Osselles, que fuera descubierta en el siglo XIII. Esta peculiar cueva es una necrópolis de osos donde se hallaron más de dos mils esqueletos de estos animales. En el Franco Condado también se encuenta una de las más grandes salas subterráneas que existen en Europa llamada el Abismo de Poudrey.
Las catacumbas de París son sin lugar a dudas las de mayor fama en el mundo, formadas por túnes subterráneos que a fines del siglo XVIII se utilizaron como cementerio, encontrándose allí seis millones de personas. Fue en 1786 cuando estas viejas minas comenzaron a utilizarse como osarios, debido a que en la época era muy alta la mortalidad y el cementerio local se encontraba sin espacio suficiente.
Es un espectáculo un tanto terrorífico ya que los huesos se encuentran colocado en forma de muralla y tienen placas que divulgan el origen de los restos, así como altares y epitafios. En la actualidad sólo se encuentra abierto al público una parte que es de un kilómetro y medio de distancia.
En Languedoc-Roussillon, un espectáculo maravilloso la cueva de las Grandes Canaletas, que posee estalactitas y estalagmitas que tienen formas muy singurales, esta cueva se encuentra divida en dos galerías. También, en esta región se encuentra el abismo gigante de Cabrespine que consta de una enorme sala a la que puede acceder el público. Lo particular en esta cueva son los cristales de calcita y aragonita petrificados.
A cuatro kilómetros de Tarascon-sur-Ariége en Midi Pyrénées, la Cueva de Bedeilhac, con una enorme entrada de unos 30 metros de ancho y 18 de alto, con grabados en sus paredes y pinturas hechas en dos colores y pueden apreciarse los sedimentos de la época glaciar y con posterioridad sedimentación calcárea.
Foto: Fuente Equinarte